El pequeño hoplita de Pérez-Reverte, o cómo contar 300 a críos bobos

Hace poco, en el instituto donde hago las prácticas, un niño presentó a concurso un cuento que trataba sobre cómo se doma a un unicornio. Teniendo en cuenta que en el cine actualmente está en cartelera Cómo entrenar a tu dragón... Digamos que el niño, como mucho, se lleva un accésit. A todos nos ha pasado de pequeños: vemos una película que nos encanta y nos ponemos a escribir una historia casi idéntica. Luego crecemos y ya vamos dejando de escribir, aunque a veces nos gustaría volver a escribir cómo se doma a pegaso. Algunos nos hacemos un blog y otros, los verdaderos escritores, dejan esos malos vicios e inventan historias originales.

Pues bien, parece ser que cuando esos escritores escriben muchos libros, se hacen muy famosos, ruedan películas pretenciosas y aburridas y llegan a ser académicos, regresan a ese estadio infantil, como si de ver tantas películas se les secase el cerebro y se creyesen Zack Snyder. O por lo menos esa es la sensación que da al leer El pequeño hoplita, de Arturo Pérez-Reverte.


Tomémonos este post como si fuese una clase de la ESO, ya que estamos de institutos. Os cuento dos historias, las leéis en voz alta y luego hacemos unos ejercicios. Pero trabajamos en silencio, ¿eh? La primera proviene de la película 300, estrenada en 2007: Leónidas, rey de Esparta, enseña a luchar a su hijo pero es interrumpido por el mensaje de la llegada de un emisario de Persia. El encuentro se deshace malamente y el rey decide ir a la guerra. Un político corrupto impide que el rey lleve la totalidad del ejército, por lo que va sólo con los 300 soldados de su guardia personal. Se despide de su mujer y de su hijo, y marcha a la lucha. Un soldado deforme intenta unirse a la expedición, pero el rey lo rechaza, por lo que el deforme los traiciona y ayuda al ejército de Persia a matar a los 300. Leónidas, antes del fin, manda a un soldado de vuelta a Esparta para que cuente lo que va a ocurrir. Al llegar, lo recibe la esposa de Leónidas.

La segunda, de El pequeño Hoplita de Pérez-Reverte, publicado la semana pasada: Leónidas, rey de Esparta, enseña a luchar a su hijo, quien marcha junto a su padre y a sus 300 soldados de su guardia a luchar contra los persas. Un político corrupto traiciona a su rey y ayuda al ejército de Persia a matar a los 300. Leónidas, antes del fin, manda a su hijo de vuelta a Esparta para que cuente lo que va a ocurrir. Al llegar lo recibe la esposa de Leónidas, es decir, su madre. El niño crece, tiene un hijo y, junto a él, recuerda a los 300 caídos.


Ejercicios para casa:
1) ¿Quién ha copiado a quién? ¿Crees que comparar las fechas del estreno de la película y de la edición del libro es importante para contestar este ejercicio? Argumenta tu respuesta.
2) ¿Qué personajes de la película de 300 ha mezclado Pérez-Reverte para crear el personaje del niño en El pequeño Hoplita? Discútelo con tus compañeros.
3) Busca en el diccionario los términos: inspiración y plagio. ¿Cuál es la diferencia? Haz dos oraciones con cada término en las que se vean claramente las diferencias éticas.

"Estaba leyendo algo sobre la guerra del Peloponeso y me dije: los críos están perdiendo la memoria de las cosas" decía Arturito en la entrevista que dio, junto a Vargas Llosa, a El País. Podría haber dicho "en un lugar que leía de cuyo nombre no quiero acordarme...". Venga va, el profe os sopla una ayuda: yo diría que no es el cómic de 300, publicado en 1998, guión y dibujos de Frank Miller; yo diría que lo que "leía" era la película que hicieron hace un par de años.

¿Cómo sé esto? Resulta que en el cómic el hijo de Leónidas ni si quiera aparece, mientras que en la película sí. Las imágenes de regreso en las que aparece la madre los recibe no existen en el cómic, sí en la película y en el cuento y lo mismo ocurre con el entrenamiento del crío. Se me dirá que cómic, película y cuento son meras versiones de una historia épica real, que nadie ha plagiado a nadie. Cierto, pero ¿por qué habría usado entonces Pérez-Reverte los mismos personajes? ¿Por qué no un niña, o el hijo de un soldado cualquiera, o el hijo de un cabrero que pasaba por allí, o el hijo de un persa, o dos o tres niños, o un niño gordete y un viejo que se ha quedado solo y que quiere ir a Brasil? Y es que no es sólo el guión, también encontramos inquietantes paralelismos en los dibujos: las caras de los personajes, sus armas, o algunos planos tienen una distribución idéntica a los de la película (las imágenes son las del blog del dibujante del libro, Fernando Vicente):

Leónidas habla con su hijo (padre e hijo son idénticos)


El niño aprende a luchar (la mujer se ha hecho hombre y se ha cambiado de lugar; nótese que en ambas la distribución niño y adulto es derecha e izquierda respectivamente)
Despedida entre Leónidas y el niño (obsérvense las montañas, los campos secos, al crío con el escudo...)

En realidad igual, igual, no es: en el cuento el niño lucha contra otro niño con armas más pequeñas y escudos de madera, en la película contra un adulto y con armas de verdad; en el cuento Leónidas toca a su hijo al hablarle, en la película no; en el cuento el niño llora al despedirse de su padre, en la película no. La película introdujo como personaje al crío y dio mucha importancia a la mujer. En el cuento, Pérez-Reverte da importancia al niño, básicamente hace un spin-off de él, y dulcifica la frialdad y crudeza de la historia. Y poco más. "Detesto el libro escrito para niños como si fueran bobos" ha dicho el autor. "A los niños no se les puede engañar", dijo en el Círculo de Bellas Artes. Lo bueno es que quien compra el libro no son los niños, sino los padres.

Frank Miller realmente fue original al escribir ese cómic: es una interesante reflexión sobre el carácter épico de los cómics americanos, su posible función pedagógica de llevar a un público más joven historias clásicas, el reto de usar una estética de cómic con historias de la Grecia clásica y todo esto mezclarlo con un toque erótico gay. Seamos positivos y pensemos que en realidad cualquier robo de ideas es un acto de cínico homenaje. La cita y la inspiración son legítimas, pero hay que decirlo, y yo no lo he visto: ni en el libro, ni en las entrevistas, ni en el vídeo de la presentación. De hablar español, Miller podría ser nominado a ser miembro de la Academia, sillón T. Como él mismo señala, dejar de leer sería "un extraordinario empobrecimiento para la humanidad". Sobre todo dejar de leer cómics de calidad.


"La mayoría de personas que están en puestos importantes [editores, escritores, periodistas] no están ahí porque sean los mejores" dije cuando comencé estos eumanismos. Un apunte: si ponemos en google news 'El pequeño hoplita' (hasta el título es de una cutredad supina) nos aparecen más de 150 noticias. Si ponemos 'El pequeño hoplita miller' no aparece ninguna. Un profesor una vez dijo en clase que el actual mundillo literario está constituido por escritores que no escriben sus libros, y libros que son alabados por periodistas que no se los han leído. Siempre nos quedará Internet. Sólo hay que ir construyéndolo, entre todos. Así que, como ejercicio para casa, dejadme un comentario a este post.

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